Dejar de fumar






Después de leer Tabaquismo, una amiga me pedía unos “consejillos” sobre qué hacer para dejarlo. Si bien es cierto que los consejos hay que medirlos y adaptarlos a cada persona, me voy a atrever a dar unas pinceladas sobre dejar de fumar.

Cuando se decide dejar el tabaco, hay personas que lo consiguen por sí mismos, pero muchos otros necesitan ayuda profesional. Desde la Psicología, la Medicina o combinando ambas se ofrecen distintos tratamientos. No se puede afirmar con rotundidad que haya uno único recomendado ya que el éxito de los resultados depende de distintas variables de la persona fumadora.

De acuerdo con Becoña, la Psicología es la disciplina que realiza la evaluación más completa y global de la persona con problemas de adicción al tabaco, puesto que se valora la gravedad de la dependencia, los hábitos de consumo, la historia de aprendizaje, el síndrome de abstinencia, el estado físico y médico, el apoyo social y el pronóstico. Añadir al tratamiento psicológico, la prescripción médica de fármacos puede aliviar el efecto de la nicotina y los efectos de la abstinencia.

Todo tratamiento tiene por finalidad paliar los efectos negativos del consumo y potenciar el cambio de los aspectos que refuerzan continuar el consumo.

Se trata de aprender a controlar las ganas de fumar hasta que éstas paulatinamente vayan disminuyendo, este es el punto de partida y no la creencia de que no se van a tener ganas con el tratamiento.
Algunos fumadores que no están dispuestos a renunciar a los aspectos reforzantes de fumar, piensan que es posible disminuir el consumo o que “por un cigarro no pasa nada”, pero no resultan métodos eficaces para dejarlo, a corto plazo se retoma el nivel de consumo inicial e incluso se supera.
El principal objetivo del cambio es modificar las situaciones cotidianas y estados emocionales que se asocian con fumar, por ejemplo “echar un cigarro después de comer” o cuando “me encuentro nervioso”.

 Es claro que la mayor preocupación de cualquier fumador que deja el tabaco es mantener la abstinencia, la clave es la expectativa sobre la eficacia personal, esta característica permite predecir el éxito de la abstinencia, la autoeficacia es la convicción que uno tiene de que puede realizar la conducta con éxito para llegar a los resultados deseados.

            Todo este proceso no existe si no se inicia con la decisión de dejar de fumar, imprescindible en la decisión y el mantenimiento de la conducta la motivación, Miller dice que “no puede entenderse como algo que se tiene sino más bien como algo que se hace, implica reconocer un problema, buscar una forma de cambiar y comenzar y mantener una estrategia de cambio”.

Comentarios

  1. Como prometí, lo he leído atentamente. He sacado una conclusión: primer paso, decidir que uno quiere dejar el hábito....... (éste es el más difícil). Segundo buscar ayuda, con terapia psicológica o farmacológica.

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