¿Tiene depresión mi hija?
«Mi hija se irrita con
facilidad, llora enseguida, no quiere salir con sus amigas y prefiere quedarse
sola en casa. Por las mañanas me cuesta que se levante y dice que está cansada
y sin ganas de hacer nada. Hace unos
meses le duele a menudo la cabeza y el estómago. Además era buena estudiante pero ahora ha bajado su rendimiento, se queja que
no recuerda lo que estudia y en clase no se concentra. Mi preocupación empeora
cuando la oigo decir que se siente inútil y culpable de estar así».
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Gracias a la modelo por prestarme unos instantes de su vida |
En España
se estima que entre el 4,5 y el 5 % de los/as adolescentes padecen depresión, por lo que se considera uno de los problemas más
frecuentes de salud mental. Antes de los 15 años el número de niños y niñas que pueden sufrir un trastorno
depresivo se encuentra igualado, pero a partir de esa edad, las
mujeres tienen el doble de probabilidad de padecer un episodio depresivo.
Hay diferencias con la depresión en los adultos ya que
muchos de niños/as no son conscientes de la tristeza.
Durante la niñez y
adolescencia son más frecuentes los problemas físicos,como son las somatizaciones (malestar
físico que no responde a ninguna enfermedad orgánica), alteración del apetito
(aumentado o disminuido) y empeoramiento del rendimiento escolar. Por otro lado, los cambios de humor observados pueden ser
considerados evolutivamente normales lo que dificulta un diagnóstico
temprano.
Podemos añadir como signos de depresión de un niño o una
niña negarse a ir a la escuela, aferrarse a la madre o al padre, o la preocupación porque pueda morir uno de ellos.
Cuando son más mayores pueden estar de mal humor,
meterse en problemas en el colegio, estar irritables y negativos, o sentirse
incomprendidos.
Y durante la adolescencia resaltan los cambios en el carácter, pérdida de
interés por actividades que antes eran de su gusto, ideas de muerte o suicidio y a veces inicio de consumo
de sustancias, drogas y alcohol.
La adolescencia es una etapa de grandes cambios biológicos, psicológicos,
sexuales y sociales. Estas modificaciones en la identidad personal responden en
ocasiones a situaciones de crisis que sirven para avanzar en los momentos
evolutivos correspondientes.
A veces es suficiente el esfuerzo personal, afrontando desde pequeños
pasos los problemas, planificando
actividades de grupo, iniciando actividad física, manteniendo rutinas de sueño
y evitando alcohol u otras drogas.
Numerosas
investigaciones demuestran que la depresión en la
niñez con frecuencia perdura y se puede prolongar a lo largo en la vida
adulta. Esto acrecienta la posibilidad de sufrir enfermedades en la
madurez si no se plantea tratamiento.
En mi tarea psicoterapéutica trato de reestablecer la normalidad en la vida del niño/a o el/la adolescente, ayudando a establecer objetivos y acompañando con estrategias en la solución de problemas. La finalidad es ayudar a la persona que acude a consulta a reforzar los recursos de los que dispone y a modificar aquellas formas de resolución que más que diluir lo que hacen es reproducir situaciones de malestar psicológico. La familia es crucial en la recuperación y punto de apoyo importante en la mejoría por lo tanto un complemento imprescindible de la terapia.
gracias por el artículo, me ha aclarado muchas cosas...
ResponderEliminarMe alegra que te haya servido. Gracias por participar.
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